MATE

MATE
La vida en un mate: sorber despacio y saborearlo con intensidad ya que el mate, como la vida, cuesta un tiempo prepararlo, pero si no se disfruta al beberlo, cuando se acaba ya será tarde. Fotografía tomada en Argentina durante el corralito del año 2002

12 enero 2013

VUELTA AL MUNDO 2013, CAPITULO 4 MOSCÚ- KAZAN (GMT+4)

DÍA 6º MOSCÚ

Hoy me levanto pronto para irme a la estación a sacar los billetes para iniciar el gran viaje de mi vida, a bordo de los trenes que me transportarán por la ruta transiberiana.

Bromeo con mis compis fineses que son fríos como su compatriota Kimi Raikonnen, pero que como él llegan avanzada la noche de tomarse unas copichuelas que les hagan calentar su tranquilo carácter, ya que la resaquilla les hace tener un despertar más que remolón. Por contra nuestra camarada surcoreana ya se había levantado, duchado, peinado y mandado 300 mails a sus amigos. No me extraña que Samsumg y Hyundai sean super productivas, vaya manera de trabajar a todas horas, pero pienso que igual que pasa con los chinos y la mayoría de los asiáticos, la tierra para quien la trabaja. Viejos países, superpotencias en auge, dominadores de un mundo occidental que se acomodó en demasía. No cuesta llegar, sino mantenerse y Asia viene pisando muy fuerte, y con ganas de quedarse muchos años, quizá siglos como dominadores económicos mundiales. Mucho es el reflejo del trabajo de sus gentes.

Dejo mi mochila en un cuarto del hostel y me voy en metro hacia la estación Kazansky Vodzal, de donde parte el tren que inicia la ruta antigua del Transiberiano, y que se dirige en primer lugar hacia la población de Kazán. Otra odisea para saber los nombres de las estaciones al llegar a ellas, al tener un único letrero en la pared de sus largas estaciones, que no te da tiempo a ver y encima en cirílico. Le pregunto a una chica muy alta, como la mayoría de las rusas, que está a mi lado y eureka, habla español, que gozada.

-¿Sabes que eres la primera persona con la que hablo en español desde que empecé este viaje? Le pregunto.

-Estudié dos años en Barcelona y luego estuve en Brasil, así que por eso, hablo un poquito español y portugués.

Claro a parte de ruso e ingles. No es frecuente encontrar gente en Rusia que hable idiomas, incluso ni el popular inglés. Me indica que me pose con ella en la siguiente parada que es Novoslobodskaya, imaginaros este largo nombre encima en cirílico, y que me indica el enlace hacia las estaciones de tren. A la salida me enseña la decoración de la estación, un verdadero palacio subterráneo, y la dirección a tomar para conectar con la línea de Komsomolskaya. Al despedirnos se encuentra con dos amigas, entre las que se intercambian empaquetados regalos navideños aunque aquí ya sea día 8 de enero, es el último día de fiestas para los rusos.

Foto de recuerdo para mi amigo Luis, y en dos paradas más ya estoy en la estación Kom……..ya. No la vuelvo a escribir que cansan los dedos. Desde la misma estación de metro se accede a la de tren y nuevamente estación de trenes de impacto, que grande, que alta, que de gente, que de trenes, vamos, como Feve en Pola de Siero. Preguntando se llega a Roma, y yo intento que me lo cambien por Siberia, así que tras dos intentonas ya estoy delante de la Kacca, taquilla rusa, para adquirir mi pasaje inicial en la línea férrea mas larga del mundo.

En la taquilla como es también habitual, las dos despachadoras sin mucho entusiasmo me miran como esperando el fallo en la demanda de billetes, pero no. Saco los papelinos que hicimos en el hostel con toda la información en inglés y en ruso para que no haya equivoco ni recriminación alguna. Eso sí, cruzando los dedos para que siguieran quedando plazas en la tercera clase que traía apuntada y la mas rápida en agotarse por ser la mas barata.

Sin problema, solo una pregunta muy bien indicada con el dedo ¿arriba o abajo?, se supone las literas del compartimento abierto, así que decido arriba, y ya. En mi mano los primeros billetes para los primeros trayectos del gran viaje: Kazán, Ekaterimburg y Omsk, un tercio de todo el transiberiano.

Feliz de tenerlos por tan barato coste, 1065 rublos cada trayecto, unos 25 euros para un recorrido de mas de 12 horas cada uno y con noche abordo. Solo un poco mas caro el tercer trayecto que es en el famoso tren Rossiya, numero 1 y 2 de la numeración de trenes, según el trayecto que haga, Moscú-Vladivostok o viceversa, y que es el tren mas emblemático de la línea. No quería dejar pasar la oportunidad de tomarlo aunque fuera solo en un trayecto de casi todo el mes que tardaré en recorrerlo completo.

El Rossiya está considerado como el tren Transiberiano, aunque en realidad el Transiberiano no se puede definir como un tren, similar a nuestro Transcantábrico o Al-Andalus, sino a toda la vía ferroviaria construida hace mas de 100 años y después de mas de una década de construcción, y que enlaza la Rusia europea con la costa del Pacifico en la mítica ciudad de Vladivostok. Posteriormente tuvo varias variantes que os comentaré mas adelante, ya que tomaré una de ellas durante una semana en la vecina Mongolia.
Dedico hoy el día a ver el resto de monumentos importantes de Moscú, pero antes y por la gran afición que siempre tuve, y compartí con amigos del Instituto, al baloncesto, quise acercarme a ver uno de los templos de estos deportes: la ciudad deportiva del CSKA de Moscú. Y dije mal acercarme, porque lo que hice fue alejarme más y cada vez más del centro de la capital, primero en metro, luego en bus y preguntando acabé viendo el estadio del Dinamo de Moscú de futbol, luego el CSKA pero de hockey hielo, para al final topar con el pabellón en que tantas veces vi partidos del Real Madrid de Corbalán, Rullán, Iturriaga, etc contra los Kirilenko, Tachenko, Volkov, entre otros. Que partidazos, que palizas nos daban. Claro casi todos miembros del ejército rojo ruso que reclutaba a los mejores, más altos y por mandato militar se especializaban en dar palizas a toda Europa, y hacer frente a los únicos que les hacían frente: Yugoslavia y EEUU. Baloncesto de los 80, épico, mítico, nostálgico como su selección nacional, la CCCP.

Foto para mis amigos, y vuelta hacia el centro viendo a mi paso un aparcamiento lleno de una gran variedad de limusinas de infinito tamaño, Moscú ya se parece a Nueva York con tan provocadora y ostentosa moda.

A lo lejos observo el gran rascacielos que se está construyendo en la ciudad, obra del afamado Norman Foster, que está destinado a ser el más alto de Europa y el segundo del mundo, dentro del Sky Line de Moscú.

Muy cerca un bonito contraste al ver también uno de los rascacielos antiguos de la época estalinista. Edificios de porte cuadrado y que se dan un aire en su parte alta a los edificios americanos de la misma década en EEUU, como el Empire State. Estas torres aquí se les dio el nombre de las siete hermanas, al ser siete las construidas y repartidas por toda la ciudad. En mi estancia tuve la oportunidad de ver seis de ellas y visitar una, hoy en día el hotel Hilton de Moscú. Si Stalin levantara la cabeza, Hilton el símbolo capitalista en los edificios de la época más comunista. Su interior muy sobrio pero elegante, con su acceso frontal a los ascensores y las escaleras de piedra son un bien a conservar por su solidez y fría belleza.

Retorno, que igual os aburro con tantos datos y comentarios sobre edificios, a mi vuelta al centro desde la parada de metro de Dinamo, al lado del campo de futbol, hasta la zona donde está la mayor catedral de Moscú, la del Cristo Salvador.

Saliendo del metro, que por cierto ahora que me voy, ya empiezo a controlar e incluso ayudar a turísticos rusos provenientes de otras republicas lejanas, característicos por sus ojos almendrados, veo la inmensa fachada y las doradas cúpulas bulbosas de tan gran catedral ortodoxa. En el exterior hago foto y requiero de un matrimonio que también están al arte de plasmar momentos, para que me saquen una foto. Cosas del destino, luego y en poco tiempo nos haríamos amigos y pasearíamos por otra cercana zona de Moscú.

En el interior, como en todas prohibido fotografiar, pero da igual te quedas absorto viendo tan policromadas paredes e iconos. No soy muy religioso, quizá por que habiendo visto y estudiado viajando tantas creencias, tendría que decantarme por una, y me resulta más interesante seguir conociendo y respetando todos esos ritos, sin alinearme con ninguno.

En realidad analizando todas las creencias se parecen bastante, de hecho todas se copiaron alguna vez algo, y todas pueden ejercer el mejor de los bienes a sus creyentes o el peor de los males a sus enemigos. Históricamente en nombre de cada uno de esos dioses se sacrificaron muchas vidas. Pero también hoy en día sirven de fe y ayuda a millones de personas que necesitan cada día creer en algo que les haga caminar y no desesperar. Bienvenidas sean todas para esto último. No obstante siempre he pensado que si me tuviera que quedar con alguna, sería con las confesiones asiáticas, y quizá mas en concreto las tibetanas, que son casi más una filosofía práctica de vida que una religión como en occidente la conocemos. Es una simple opinión, pero labrada en muchos lugares, viendo, observando, pensando y analizando momentos de viaje.

Otra vez me voy por las ramas, las del espíritu en este caso, y no finalizo la narración del día. Luego de ver el templo ortodoxo, variante muy colorida del cristianismo, y quizás mucho más vistosa que catolicismo y protestantismo, cruzo el puente sobre el rio Moscova para llegar con un frio en fuerte ascenso, hasta la pequeña isla que forma el rio a su paso por la capital del mismo nombre. Aquí se ve, lo que fue una antigua fábrica de chocolate y un poco más allá, unos hornos donde se dice Stalin, mandaba ejecutar y quemar a muchos judíos. No me vuelvo a desviar mucho, pero quizá esta religión sea una de las mas antiguas y también mas perseguidas de muchos siglos. Por donde pasas siempre hay huellas de su persecución y muchas veces masacre de este religioso pueblo. Ojalá tampoco caigan ellos mismos en aislar y torturar en modernos guetos a sus vecinos palestinos, como rusos y alemanes nazis hicieron con ellos durante crueles tiempos, para vergüenza de la raza humana.

El rio en esta zona cercana a la otra orilla se ha congelado ya casi totalmente, permaneciendo solo una parte liquida llena de cuadriculas de hielo, al lado de la gran y descolocante, por extraña, estatua de Pedro el Grande.

Al otro lado me encuentro con el matrimonio ruso que me sacaron fotos en la catedral, y caminamos juntos por un parque dedicado al pasado rojo de la época Soviética. En este parque fotografiamos a estatuas pétreas de nombres durante tantos años poderosos como Bresnev, Lenin, Marx y símbolos de la todopoderosa CCCP.

Resulta que Yuri es reportero y fotógrafo y se interesa por mi viaje y por las fotos que tomo. Me pregunta si son para alguna revista o publicación y le digo, traducido por su mujer que es quien habla en ingles, que no, que solo lo hago por que me gusta, y que no las vendo ni trabajo como Freelance, solo por pasión viajera. Mayia me da su mail y la pagina de su marido para compartir fotos y seguir en contacto, resultando apellidarse como el famoso ajedrecista ruso Karpov, en este caso Yuri Karpov.

Nos despedimos tras sacarnos Karpov una foto junto a Bresnev, que lujo para mí estar al lado de tan famosos apellidos.

Y ya de vuelta a recoger mi maleta en el Godzillas hostel, me encuentro al grupo de neoyorkinos que acaban de visitar esta zona. Una chica que hablaba un poco de español me dice que ya se vuelven también enseguida por que están muy cansados. Pienso para mí que si están cansados en dos días y en un viaje de menos de una semana, ¿que pasaría si siguieran conmigo? En fin, Moscú bien vale un esfuerzo, preciosísima ciudad, para repetir si hay oportunidad. Para muestra la vista nocturna del Kremlin reflejado en el rio moscova, espectacular, o las cúpulas de la catedral de San Basilio iluminadas, de ensueño.

Llego hasta el hostel atravesando todo Moscú a pie y viendo a mi paso un bonito y elegante lugar que no podía dejar de ver antes de abandonar esta ciudad. Supongo ya os imagináis que es, si, el Bolshoi. Una maravilla iluminado de noche y con otro gran árbol de navidad en su plaza de entrada. Sobre su friso una cuadriga victoriosa como la que adorna lo alto de la puerta de Brandemburgo en Berlín, que belleza.

Recojo mi mochila grande y comparto unos minutos de charla con un par de brasileños que también están dando la vuelta al mundo y acaban de llegar al hostel, pero sin conocerse entre ellos. Que de coincidencias se dan viajando, y que grandes viajeros son mis nuevos conocidos de Brasil, así como los compañeros de habitación estos días los fineses.

Me viene a la cabeza que en un club de viajeros al que pertenezco llamado “The Best Travellers”, hay muchísimos fineses y brasileños entre los cien primeros que más regiones del mundo conocen y reflejan en su página web. Por el contrario como españoles yo creo estar el segundo o tercero en el puesto ciento y mucho, estando por delante solo otro español, eso sí el primero de la lista como es el grandísimo viajero, y que ya ha visitado todos los países del planeta, Jorge Sánchez. Ahora ya se hacen clubs no solo por conocer países sino regiones de todos los países como es el caso de este peculiar club, echadle un vistazo, os dejo la página.

www.thebesttravelled.com

Salida hacia la estación Kazansky, junto a la otra gran estación de Moscú, la Yarovslasky de donde sale ahora el nuevo Transiberiano y que había podido visitar en la mañana. Yo más nostálgico comenzaré la ruta por la antigua ruta, aunque hoy en día se puede realizar aún algún otro trayecto de comienzo distinto.

Llegada al andén asignado, y vista del tren asignado y lo más increíble, yo soy el viajero asignado. Casi no me lo puedo creer, voy a subirme a uno de mis mitos de pequeño, y no era Maradona ni Jackson, era este maravilloso TREN TRANSIBERIANO.

Mensaje emocionado a quien más me ha ayudado y apoyado con este complicado pero soñado viaje y arriba, a por la estepa, taiga y tundra siberiana.



DÍA 7º MOSCÚ-KAZÁN

No olvidaré esta primera noche en la ruta transiberiana. El tren salió con puntualidad rusa que es la misma que la inglesa, al segundo. Veo la salida desde la estación Kanzansky para que no se me olvidara nunca esa sensación y me dirijo al compartimento y litera asignada. Al sacar los billetes clase Platzkart, que sería el equivalente a tercera clase, la siguiente sería en el exterior del tren…broma, no hay puerta ni mucho comodidad. Hay dos literas asiento en la parte baja, otras dos en la parte alta y otras dos en perpendicular a las primeras en el pasillo, quedando un hueco mínimo para que deambulen los pasajeros entre los bellos durmientes.

En el tren que viaje de Kiev a Moscú mi billete era de segunda o clase kupe, y la diferencia en este caso se nota, al tener que ser mucho más meticulosos los movimientos en esta para no meter el pie en la boca del pasajero de la litera inferior al subirse a la superior. Una vez conseguiste subir hay que doblarse cual contorsionista para adoptar la postura horizontal sin pegar con la cabeza en el portamaletas de todos que está encima de ti.

Hasta ahí todo bien, pero el problema o “mecachens” viene cuando se te ha olvidado poner tu mochila en el portaequipajes superior, teniendo que repetir nuevamente la meticulosa maniobra a la inversa, y que nunca sale igual. Es decir, pisas el brazo del de abajo escuchando ahora otro “mecachens” pero en idioma ruso. Bueno se irá practicando.

Previamente hice la cama desdoblando un enrollado colchón, bastante limpio para el trote que tienen diariamente, y sometiendo las escasas sabanas que nos proporciona la encargada de vagón. Se dispone de una manta gordota, que debido al calor no me atreví a usar, por lo menos en el interior del vagón, otra cosa sería fuera.

Y ya instalado en mi espaciosa King size, me dispongo a intentar dormirme para llegar despejado a la mañana siguiente a la ciudad de Kazán. Pero esta vez me toca, o nos toca mejor dicho, una señora del mismo Kazán, que debiendo estar un poco desvelada se pasa gran parte de la noche hablando en bajito con la compañera, y en bajito es como un ronquido suavecito, pero que salvo que ya estés dormido es imposible dejar de escuchar. Y claro uno no se concentró en el sueño hasta pocas horas antes de llegar. Si a eso añadimos las maniobras que el tren hace en la noche a la entrada y salida de estaciones donde para, hace que la primera noche transiberiana si sea inolvidable. Bueno la perdonamos por ser la primera.

En la mañana me despierto con la señora desayunando y con la conversación de la noche ya muy avanzada. Me bajo y me voy preparando las cosas para la pronta llegada a la primera ciudad de la ruta a visitar: Kazán.

Nos bajamos mucho pasaje, y el primer contacto es bastante más frio que en la capital moscovita. Las vías y los andenes nevados y con mucha nieve que en ese momento está cayendo ligera pero constantemente en la ciudad.

Me dirijo caminando hacia el punto más bonito de la ciudad, que es su Kremlin, de gran belleza y muy diferente al de Moscú por ser todo blanco. En el interior sobresale una gran mezquita construida hace pocos años después del final de la URSS. Tengo que recordar que Kazán es la capital de una república rusa de tradición islámica, Tatarstán. Fue de las pocas que no se independizó y permaneció en la Federación Rusa, al concederle Boris Yeltsin una gran autonomía que hoy en día ha ido perdiendo, esperemos no se convierta en otro Chechenia.

Accedo al recinto subiendo unas largas escaleras en las que una persona está pidiendo limosna arrodillada sobre el hielo en posición de humillación. No sé que hacer, no me gusta se humille alguien de esa manera ni siquiera pidiendo una ayuda. Afortunadamente no había mas personas en la misma situación en el resto de la ciudad.

En el interior tras pasar su torre de entrada, una gran avenida se dirige hacia la Gran Mezquita, que veo exteriormente al estar cerrada, y continuo hacia el palacio presidencial, donde ondean por igual las banderas de Rusia y Tatarstán. En un lateral del mismo se puede ver una panorámica del resto de la ciudad al otro lado del rio Kazanka que parte la ciudad en dos y estaba completamente congelado, con barcos y dragas encalladas en el hielo.

De vuelta hacia la salida un afanado tátaro, reconocible por sus rasgos más islámicos, se concentra en quitar la nieve acumulada con una especie de pala metálica, muy plana y ancha para hacer mas fuerza. Me intereso por su trabajo y el hombre esboza una sonrisa de satisfacción, como si de repente alguien se hubiera fijado en su desapercibido pero importantísimo trabajo.

-Mucha nieve se acumula- le comento en perfecto castellano.

-Da, da- me contesta en perfecto ruso.

Lo que sirve la indicación hacia la pala con un solo dedo, sin lugar a dudas el verdadero lenguaje “esperanto” del mundo. Todos te entienden. Con una sonrisa común nos despedimos y creo los dos nos sentimos un poco más contentos. Que falta de comunicación e interés hay hoy en nuestros días, un saludo e interesarse por alguien no cuesta nada y agrada tanto.

Salgo de la ciudadela viendo al otro lado la otra parte de la ciudad con el gran estadio de futbol del Kazán ruso, si no me equivoco equipo de la pasada Europe Ligue, y a lo lejos el gran rio Volga que recibe en esta ciudad las aguas, ahora los hielos, del rio Kazanka.

El gran rio Volga hace de primera frontera entre la parte europea de Rusia y la asiática al unir sus aguas con las del Mar Caspio, aunque la gran frontera natural son los Montes Urales.

Al sur, relativamente cerca está la ciudad de Samara y más allá Volgogrado. Con Samara me viene al recuerdo mi segundo padre que tuvo un incombustible Lada Samara, y de los cuales por aquí se ven muchísimos todavía circulando entre nieve y hielo. Belleza nada pero que dureza rusa de coche. Va por ti la foto Giancarlo, mi italiano preferido.

Ya que estoy en una Republica cuasi islámica, al haber muchísimos rusos de origen eslavo en ella, casi la mitad del millón de habitantes que tiene, me voy a comer a un sencillo restaurante árabe que tanto me gusta y como “lyla kebab” con patatas. No es el kebab que estamos acostumbrados a ver en España, sino una especie de salchichas de carne de cerdo, asadas al estilo kebab. Uyyyy, ¿quien no se había dado cuenta? De cerdo nunca, lo prohibió Mahoma para que no hubiera muertes por enfermedades de tan lucido pero puerco animal, jajá. De cordero como suele ser habitual el kebab, aunque también se hacen kebab con pollo u otras carnes.

Desde allí me voy a visitar la catedral ortodoxa de San Pedro y Pablo cerca de la calle Kremleskayaaaaaaaaa, y eso que no os lo pongo en cirílico. Bonita también por dentro aunque siempre dan la sensación de ser más pequeñas por dentro que por fuera, será por su altar con puerta.

Desde allí hacia la calle principal de la ciudad, la peatonal Baumana. Mucha gente, muchas tiendas, muchas estatuas, mucho hielo, alguna caída, yo me libro de momento, pero todo caerá, nunca mejor dicho.

Al fondo de la calle los rascacielos de los hoteles Kazán y Tatarstán, que me imagino este año estarán a rebosar de turistas por ser año cultural en la ciudad.

Después de escribir un poco tomándome un té verde, riquísimo, estamos en Tatarstán, y me sabe igual de rico que el que nos tomábamos en Irán, o en cualquiera de mis preferidos países árabes, salgo un poco justo hacia la lejana estación de tren, que corriendo con las dos mochilas y por el hielo se me hace igual de emocionante que el rallye finlandés de los Mil Lagos, menos mal que me iban picando el hielo en las calles.

Por solo tres minutos cojo mi tren destino Asia, os cuento más y mejor, no mejor, que no me da más la cabeza, la tengo algo fría estos días.


Capítulos anteriores del blog en:

Http://albertocampamontes.blogspot.com

4 comentarios:

  1. Gracias por seguir haciendonos soñar Alberto.
    En esta ocasion, si al final del viaje haces algun tipo de presentacion, conferencia, exposicion o lo que sea, tendre que desplazarme a la fuerza.
    Abrazos y que sigas buen viaje

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  2. Gijón hoy amaneció llovioso y frío. Las montañas asturianas se vistieron de manto blanco. Así es más fácil leer tus gélidas aventuras. Si aquí ya oscurece a las 6 de la tarde no quiero saber cuando desaparece la luz solar por ahí. Pe pregunto qué haces cuando anochece tan temprano. Supongo que cenar temprano y escribirnos tu congelado diario.
    Acabo de subir a youtube un pase de diapositivas sobre "Viaje en tren" Te lo linkeo aquí para que te entretengas por la noche.

    http://www.youtube.com/watch?v=9yOiihspmq8&feature=youtu.be

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    1. Claro le doy un vistazo. Aqui oscurece hacia las cuatro. Abrazo.

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