MATE

MATE
La vida en un mate: sorber despacio y saborearlo con intensidad ya que el mate, como la vida, cuesta un tiempo prepararlo, pero si no se disfruta al beberlo, cuando se acaba ya será tarde. Fotografía tomada en Argentina durante el corralito del año 2002

01 febrero 2012

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE V - CAMINO DE MALAWI

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE V

de Alberto Campa Montes, el miércoles, 1 de febrero de 2012 a la(s) 19:43
Os cuento alguna cosilla mas de mi viaje por Africa, ahora toca irme solo al sur, a la preciosa y desconocida Malawi.


DÍA 19 DE VIAJE

26 ENERO DAR EL SAALAM – MBEYA

Jambo amigos (hola en suajili). Después de intentar dormitar algo, sin mucho éxito por el ruido en el aeropuerto, hasta las cuatro y media de la mañana me voy hacia la estación de buses de Ubongo donde tomo bus para ir al sur buscando la frontera con Malawi. Regateo bus que se dirige a la frontera con Zambia, sacando billete hasta Mbeya, última gran localidad cerca de las dos fronteras del sur.

El viaje es de vértigo, son las cinco de la mañana, me dicen que sale a las seis y que tarda unas 9 horas, pero como me imaginaba, no sale hasta que no esta lleno y eso es pasadas las siete, y lo de las nueve horas es para animar porque como al final fue, no llegué hasta las nueve y media de la noche, es decir 16 horas dentro del bus, cosas de estos viajes.

Lo mejor es que al subir al bus de los primeros, me dejan sitio adelante a la izquierda del chofer, y no voy fuera del bus, en todos estos países excolonias británicas se sigue conduciendo por la izquierda y el chofer va sentado en la parte derecha del bus. Eso si, con un gran colchón entre él y yo, allí tirado, donde cuando ya no entra mas gente sentada se tiran en él tumbados, eso si también, tras quitarse los zapatos, que no sé que es peor, que manchen el sucísimo colchón, o que ni los mas osados tigres entraran allí.

Hoy intentaré trasladaros como es un día de viaje en una carretera africana, he tenido para recopilar experiencias. Vamos haciendo camino, con parada en la carretera al poco de salir, para pesaje del bus así como de todos los camiones que por Tanzania circulan. Así se controla que no se suba demasiada carga o muchas mas personas de la cuenta, lo cual, así todo sigue sucediendo después del pesaje.

Por un accidente, la carretera esta cortada y nos desviamos por camino de polvorienta tierra, como es habitual todas las ventanillas del bus abiertas y cada vez que nos cruzábamos con algún tráiler, éramos rebozados cual empanadillas, no de Móstoles sino de Morogoro, que era por donde íbamos pasando. Y tampoco era para quejarse, porque los pobres locales del camino creo después de aquello beberían agua y mearían marrón oscuro, vamos arcilla.

En el viaje constantemente hay actores como si de extras de una película se tratara, niños que van a la escuela con sus azules uniformes, niños que vuelven de la escuela con sus manchados azules uniformes, burros estacionados en formación en el arcén de la carretera sin cuerda alguna que los ate, trabajadores del MOPU tanzano segando los arcenes con una desbrozadora llamada machete, mandriles jugueteando en la road hasta apartarse en el ultimo instante, y alguno espera demasiado y suena…, no os digo como suena. Y lo que más llama la atención son los triángulos de señalización de avería, que aquí son muchísimas, y que son grandes ramas de arboles recién taladas y colocadas en ese carril, para que no quede mas remedio que utilizar el otro y no estrellarse con el vehículo averiado, mucho mas practico y útil que los triángulos. Pasamos Morogoro a las diez y media de la mañana y solo llevamos 200 kms, no queda nada, otros 300kms hasta Iringa y desde allí aun nos quedara la otra mitad de jornada.

Para compensar, otra guapa experiencia. La carretera atraviesa un parque nacional, y como esta claro aquí un parque nacional significa vida salvaje, pues sí, entramos en el Mikumi National Park, el autobús reduce para ir todo el trayecto, casi 100kms, a 60 por hora y en los arcenes de la carretera los burros se convierten en elefantes con sus crías, antílopes, cebras, vamos una pasada estar viendo todo eso como si fueras en el Alsa a Madrid.

Por lo menos fue una gran distracción para las posaderas que después de pasar Iringa tuvieron 15 minutos de descanso en pequeña aérea con puestos de comida, para al vuelo coger algo de comer y beber, y volvernos todos al bus con ello y tener una comida en familia de unas 65 personas sentadas, mas las que van de pie y las que van echadas en el colchón del parabrisas, que parecen comer cual picnic de campo con mantel y todo. No, aburrirse uno en África nunca se aburre, los ojos no dan más a ver situaciones graciosas. Saco foto de osada concursante con espetada de carne antes de que se la zampe de rica que huele, yo almuerzo chapati con especie de empanadilla artesanal de carne y verduras, sazonado todo con kétchup local.

Y bueno van pasando las horas, se hizo ya de noche, y a punto de llegar a Mbeya se avería el bus, poco a poco se va desganando hasta que se queda muerto en el arcén de la carretera, así que a cortar ramas, ponerlas a ambos lados del bus y a abrir tapa del motor y tres metidos dentro a reparar. Lo bueno de aquí, es que todo se arregla de una manera u otra, así que tras media hora de bisturí en el motor, aquello vuelve a funcionar, pero no pasamos de 30 ó 40 por hora hasta llegar renqueantes a la estación de buses de Mbeya.

Bueno no os agobiaría con el viaje, eh? O sí? Jajá, al final busco albergo para pasar noche, al módico precio de 17000 chelines tanzanos, unos ocho euros, en un centro religioso de la zona, ceno un poco de arroz con habichuelas con refresco en barraca cercana por el equivalente a un euro y medio, y descanso para continuar viaje a la mañana siguiente.



DÍA 20 DE VIAJE

27 ENERO MBEYA – FRONTERA DE MALAWI - KARONGA

Noche de placido sueño, desayuno preparado por gran mami de piel muy negra en la residencia Karibuni, donde todo es orden y limpieza, da gusto encontrar estos paraísos y con precios casi simbólicos, ya que hasta el desayuno estaba incluido en los poco mas de ocho euros de la habitación. Un babu (señor mayor) recoge las hojas de los arboles y adecenta aún mas si cabe el jardín. Me acuerdo de mi mami, ella sabe por qué, un beso mama, y tras cambiar unos dólares con la chica de la oficina, que resultó que hablaba algo de español ya que era de Texas, USA, y al estar cerca de la frontera mexicana algo se le pegó. Muy maja, me contó que trabajaba allí traduciendo la biblia al suajili, que hablaba perfectamente, a parte del inglés y el español, y como pude comprobar cuando indicó a la mami que me acompañara hasta donde salían la dalla dalla para la frontera.

Y pues me fui con la maja señora hasta la carretera donde le indicó a otro chico, profesor de allí que me acompañara, que a su vez habló con otra chica que también me acompañó. Bueno veis que movilización para ir al final de una calle a coger un bus, pero así son los africanos, mas hospitalarios y serviciales no los hay en el mundo, me gusta África.

Ya en Mbeya Soweto (south west town), me acuerdo de cuando visitamos el famosísimo barrio Soweto de Johanesburgo para visitar sus cercanas minas de oro, y cerca del mercado, donde te ofrecen desde calzoncillos hasta peines, que esos fijo que no compro, pero como me vieron con gorra, que saben de mis melenas, tomo el dalla dalla que tarda una hora en completarse para salir y que va hasta un pueblecillo cercano a la frontera, Kyela, transbordando en otro matatu mas pequeño que me deja a apenas unos dos kilómetros de ella pasando entre muchas plantaciones de banano. Allí decenas de guías se ofrecen a llevarme en moto, tras intentar que cambie dinero que supuestamente al otro lado no podré. Voy con uno en su pequeña moto y le cambio 10 dólares, ya que como no sé el precio de la nueva moneda malawense no quiero ser muy timado, pero insiste en que no podré cambiar al otro lado y claro tengo que pagar el transporte, me dejo engañar en otros 10 dólares, que claro está cambian a mucho menos valor del real como luego me indican unos checos en la frontera que vienen desde Malawi y que a su vez se enteran del cambio bueno en Tanzania. En las fronteras como en las estaciones de autobuses hay que estar con la mosca detrás de la oreja, bueno con alguna mas de las que siempre tienes cerca de la oreja, jajá, por que aunque también he pasado muchas fronteras, no te queda mas remedio que fiarte, eso si, siempre cambiando lo mínimo para no perder lo máximo.

Tramito salida de Tanzania y entrada en Malawi al lado de unos suizos con problemas en su visado, a mí me sellan sin problema y entro en un nuevo país que me sorprenderá gratamente.

El día va pasando e intento avanzar para buscar donde pasar la noche. La forma para continuar desde allí es compartir un taxi con locales en el pequeño pueblo malawense de la frontera. Vamos seis en el coche, luego siete y hasta ocho, que lleva un majo chico con garrafa de gasolina para el trayecto. Cuando se para el coche, para y le echa un poco con un embudo de botella de plástico, vamos para ir tirando. No entiendo porque no la echa toda de una vez, aunque al final creo que es por que él alquila el coche para transportar viajeros y no quiere devolver ni una gota de más a su dueño. Esto es África, economía de subsistencia total.

Nos dirigimos a Karonga, pequeña localidad al lado del gran lago Malawi, atravesando campos de cultivo de batatas, maíz y arroz, con mucha gente trabajando la tierra. Cada poco nos detenemos para coger y dejar gente, varios controles de policía en la carretera antes de llegar que esperan pequeño soborno para dejar pasar. Así es siempre en todo el continente, los que tienen sueldo fijo aunque sea pequeño, acaban esquilmando a los que cada día luchan por ganarse la comida, pero quien lo cambia.

Llegamos a la pequeña plaza estación de buses y minibuses, dejando al resto de pasajeros y continuando yo hasta siguiente cruce donde esta un museo que quiero visitar. Es el del esqueleto, o replica más bien, de un tipo de dinosaurio que le dio fama a este sino olvidado pueblo. El bichejo se llama Malawisaurio y aparecieron sus restos fósiles hace unos años a unos kilómetros del pueblo. Esculturas con su supuesta forma se pueden ver en el exterior del museo.

Repaso mail en único y lentísimo ciber local y busco alojamiento en un lodge cercano, que no me resultó muy bien en esa noche por la cantidad de mosquitos que había, y que pretendía dar esquinazo echando la mosquitera por encima de la cama, pero resultó como pude comprobar a media noche que estaba rota por varios sitios, y yo era presa fácil dentro de la jaula para los chupasangre que tuve que levantarme a eliminar uno por uno para sobrevivir a la noche. Cada vez que eliminaba uno podía comprobar el color de mi sangre. Daños colaterales subsanados con afterbite.



DÍA 21 DE VIAJE

28 ENERO KARONGA – MZUZU - LILONGWE

Por la mañana temprano dejo la habitación y me voy caminando al centro del pueblo, que por cierto parece un pueblo del oeste por su plaza polvorienta, sus casas de una planta con cubierta plana y sus habitantes tranquilos a la puerta de sus negocios y casas. Paso cerca de un proyecto que World Vision, ONG con la que tenemos apadrinada una niña en Malí desde mi anterior viaje a ese país, tiene en esta zona de Karonga y que como tantos otros en toda África se centra en ayuda en sanidad y educación de la población con menos medios.

Negocio minibús en vez de bus para irme camino del sur, y así poder ir de tramo en tramo conociendo poblaciones de Malawi, así como su mayor atractivo, el lago Malawi. Consigo el sitio de adelante al lado del conductor, que para viajar en estos matatus, es el mejor por que tienes un poco mas de espacio para las piernas y el asiento es mullido, a diferencia de los traseros que son tablas de madera forradas de skay, pero casi sin acolchar. Y eso en trayectos largos se nota y mucho, sino preguntarle a mis posaderas al llegar.

Viajar por Malawi, es de lo mas relajante, el matatu no va excesivamente deprisa, la carretera esta bien asfaltada y sin baches, los agricultores trabajan las llanas tierras de esta zona, entre las que destacan los maizales y campos de arroz, y los niños ya están entrando en la escuela. Pero sobre todo lo que más me gusto de este trayecto fue ir viendo el gran lago Malawi, que en muchas zonas tiene preciosas playas, en otras muy verde vegetación que parece bañarse en el lago y en otras poblados de pescadores con chozas de paja, que muestran el fruto de su faena de pesca es puestecillos de madera al lado de la carretera.

Pasamos por las poblaciones costeras del lago de Chilumba y Chitimba donde los peces expuestos en la carretera tienen una pinta genial, se venden recién pescados, preparados a la parrilla e incluso desecados para llevarlos a casa. Muchos de mis acompañantes de viaje camino de la ciudad de Mzuzu, ya más alejada del lago, lo compraban para llevárselo como cena del día. A lo lejos , en el interior del lago muchas lanchas con pescadores todavía faenando.

El lago Malawi, pertenece en su mayoría de norte a sur a el país al que le da nombre, pero también y en mayor proporción en su parte sur a la vecina Mozambique, así como en menor medida a Tanzania en su costa noreste y llamándose lago Nyasa en esta parte. De hecho Malawi anteriormente a su independencia se llamaba Nyasalandia, y llegando a formar en época colonial británica una federación con Rodesia del norte y Rodesia del sur, actuales Zambia y Zimbabue.

El conductor del matatu me dice que a la derecha de la carretera puedo ver las casas de unos Amish asentados en estas africanas tierras, como también pude ver en anteriores viajes en tierras de Belize y como no en Pensilvania, donde son una colonia importante. Me vuelven a la cabeza los masáis, que como los amish son gentes del pasado viviendo en el futuro, eso sí en tranquila armonia con el resto de vecinos del país.

En Chiweta, con sus cuadradas casas de adobe y paja, nos vamos separando del lago al ir ascendiendo la carretera para adentrarse en tierras interiores, pero ganando con la altura unas vistas impresionantes de todo el ancho del lago hasta su frontera con Tanzania. En la carretera casi sin tráfico salvo algunos camiones y otros matatus que transportan viajeros, se nota que en el país pocos pueden tener un coche, e incluso se ven pocas motos. Malawi ostenta uno de los PIB más bajos de África junto con Swaziland, pero eso no quiere decir tampoco pobreza extrema como gratamente pude ir comprobando por el fértil país.

Después de unas horas llegamos a Mzuzu, tercera población del país, y me detengo para ver su mercado al lado de la estación de buses, y sus abarrotadas calles llenas de gente a esas horas. Como algo en negocio local y luego me entero de los buses hacia la capital, Lilongwe. Como casi siempre en África, el transporte no tiene horarios, cuando se llena sale, y en esta gran estación donde había varias compañías para llenarse a la vez, el tema se pone complicado hasta el punto de no sacar billete en ningún bus e ir observando de vez en cuando cual se va llenando primero.

Después de un par de horas, opto por coger uno que ya tiene gente de pie, al llenarse los asientos y Eureka es el primero en salir, pero claro hay que ir de pie, y este trayecto hasta la capital van a ser unas 7 u 8 horas, así que toca aguantar estoicamente. Pero si de algo sirve ser el único blanco viajando en el bus, como en los anteriores matatus, es que enseguida el cobrador me dejó su sitio al lado del chofer y me pude sentar un ratillo. Y digo un ratillo por que al poco se suben unas cuantas mujeres con sus niños atados por telas, y sus cargamentos de maíz, fruta, etc, y claro está como para ir yo sentado con aquel panorama. Le dejo el sitio a una mami con su bebito de pecho, y al poco un ancianete ya me esta ofreciendo el suyo, vamos que no pude pensar mas que este continente esta lleno de gente que nos da todo, aunque los blancos les hayamos quitado mucho. La verdad que tenia la impresión de ser el único loco blanco europeo viajando de esa manera, con mis geniales antepasados africanos negros, negros, intentando estuviera lo mas cómodo posible.

Afortunadamente en la siguiente hora muchos pasajeros su fueron bajando en sus poblados y ya había asiento para todos. Al volante un gran conductor negro manejaba con soltura el robusto autobús de fabricación brasileña y me acordé mucho de mi padre, también chofer de profesión, por como tenia que hacer fuerza para meter las marchas haciendo doble embrague, como también le toco a él en su época de viejos autocares. Va dedicatoria para ti padre, que en esta jornada estuviste un poco pocho, y estuve preocupado a muchos kilómetros de casa. Menos mal solo fue sustillo y nada muy grave, mejórate.

Tengo la suerte de que este bus se desvíe hasta Mzimba, para dejar y recoger gente camino de la capital, y así poder ver una de las zonas mas bonitas de Malawi que es la meseta de Viphya, con tupidos bosques y montañas de piedra caliza a bastantes metros de altura sobre el resto del país. A esa hora ya iba oscureciendo y la puesta de sol fue preciosa vista en viaje desde el bus. Casi 8 horas después de nuestra salida de Mzuzu avisté al frente las luces de la capital, que me pareció grandísima al tener dos zonas separadas por unos cuatro kilómetros como pude comprobar al visitarla al día siguiente. Una primera zona mas financiera, con bancos, centros comerciales y empresas llamada City Center, y la segunda donde luego llegaría el bus llamada Old Town, mas de mercados locales y pequeños edificios un poco destartalados destacando sobre todos ellos una gran mezquita iluminada con luces verdes de neón que me recordaba las también muy iluminadas mezquitas de Dubái.

Me quedo en pequeño lodge al lado de la estación de autobuses al ser ya muy tarde y no conocer nada en la oscuridad. Mañana será otro día más de día aunque hoy vaya día, jajá,….de buses.



DÍA 22 DE VIAJE

29 ENERO LILONGWE

No madrugo en exceso, y salgo caminando a visitar los mercados locales, donde venden chanclas, cassetes, calendarios de Gadafi, fruta, maíz, grandes radios Mp3, no Mp3 no, Mp3300 de tamaño, e infinidad de puestecillos de Airtel para recargar el móvil desde solo 100 kwachas de Malawi, unos 30cts de euro. Aprovecho a recargar 500 en mi Sim malawense y llamar a casa, papi mejor, bieeen. La mezquita con dos altos minaretes finaliza esta parte del Old Town y me dirijo caminando durante unos kilómetros hasta uno de los atractivos de Lilongwe, que es el LWC (Lilongwe Wildlife Center), una especie de pequeña reserva en la zona verde entre las dos zonas de la ciudad y que me dispongo a visitar.

No tiene mucha variedad de animales, pero los que están allí, vienen con algún daño de diversas partes del mundo para curarse, e intentar reintroducirlos a la vida salvaje en los parques nacionales una vez curados. Con amable guía del centro visitamos varias clases de monos, cocodrilos, tortugas, un leopardo y una leona traída desde Rumania y con un solo ojo. Muy amablemente vino a mostrársenos tras la llamada de su cuidador, supongo esperando si le tocaba algo de desayuno.

Al finalizar la visita, y al llegarme un grato olor de la parrilla del bar, me detuve a leer y hacer un desayuno-comida-cena, a base de zanca de pollo a la brasa y patatas, con cervecilla local que resulto ser Calsberg, y no porque sean de importación, sino porque la cervecera danesa tiene una gran planta de embotellado en Malawi.

Continuo caminando hasta el nuevo Parlamento, ya en la zona del City Center, y visito la sede de Unicef en Malawi, con muy poca actividad al ser domingo. Luego me voy a ver el mausoleo del primer presidente y durante décadas único, Hastings Kamuzu Banda, el cual se mando construir una tumba cuasi faraónica para la economía del país, cosas de presidentes cuasi vitalicios. Tumba con flores frescas, foto a la entrada de Banda, foto en el interior de Banda, placa con el nombre de Banda, vamos que no te equivocas el día de los difuntos.

En esta parte de la ciudad, embajadas, oficinas y edificios modernos construidos con ayuda de países como China y Japón, incluido el nuevo parlamento. Antaño esta cooperación la hacían los EE.UU. pero hoy en día se sabe quien va a dominar en este siglo, y como comprobé de viaje por China hace una década, la nueva superpotencia económica ya hace muchos años que espera su turno, posicionándose en todos los continentes.

Regreso en matatu al Old Town, compro camiseta por 500 kwachas (2 dólares), para cambiar la sucia y ya mas que utilizada hasta la fecha. Compro unos sabrosísimos mangos para irme para la cama a vendedoras mamis del mercado y me despido esa noche de Lilongwe, para al dia siguiente ir buscando hacia el sur del país, frontera con la vecina Mozambique.

Os cuento más cosas pronto….

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