MATE

MATE
La vida en un mate: sorber despacio y saborearlo con intensidad ya que el mate, como la vida, cuesta un tiempo prepararlo, pero si no se disfruta al beberlo, cuando se acaba ya será tarde. Fotografía tomada en Argentina durante el corralito del año 2002

29 enero 2012

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE IV - DE TANGANICA A ZANZÍBAR

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE IV - DE TANGANICA A ZANZÍBAR

de Alberto Campa Montes, el Sábado, 28 de enero de 2012 a la(s) 3:34
En realidad TAN-ZA-NIA es la unión de dos países, TAN-GANICA y ZA-NZIBAR, que en todo caso se mantienen juntos pero en la realidad políticamente casi independientes por sus grandes diferencias culturales y religiosas.  Tras ver la Tanganica continental nos dirigimos a ver la isleña Zanzíbar.

DÍA 14 DE VIAJE
21 ENERO  MOSHI – DAR ES SAALAM
Iniciamos camino para salir del continente e irnos al archipiélago de Zanzíbar, dejamos atrás la zona del Kili tomando bus de nuevo  hacia la capital para desde allí irnos a las islas. Partimos en bus desde la estación de Moshi, y al poco de comenzar el viaje no me gusta mucho la suerte que hemos tenido hoy. El autobús, como casi siempre va abarrotado y tenemos hueco en la parte trasera, pero nos tocó chofer demasiado joven y va como un poseso por la road. Sin darnos casi cuenta estamos en la estación de pesaje del bus cerca de Himo. Esta población está casi en la frontera de Kenia, a tan solo unos pocos kilómetros se podría entrar en el país vecino. Continuamos viaje y a pesar de que he viajado en todo tipo de transportes, sé como se conduce en África, como son las carreteras, que se adelanta constantemente aun con vehículo enfrente, le comento a Santi que el chaval llevaba el bus de una forma cuasi suicida, al llevar el acelerador a tope en todo momento, no reducir ni para pasar los continuos badenes que colocan en las entradas de los pueblos para ir mas despacio, y lo que es mas grave es que el bus va culeando de atrás cada vez que nos cruzamos con los grandes camiones portacontainers, y a poco de pegar con alguno de ellos. Además, la estrecha carretera, de piso poco firme y sin arcenes, hace que cada vez que se tiene que apartar un poco para cruzarse con otro camión o autobús, casi caiga a la cuneta y eso seria volcar casi seguro. Santi juguetea con un niño que muy serio al principio con su mama, va cogiendo confianza a medida que Santi le canta repertorio español, y al final ya va sentado con nosotros.

Seguimos igual y ya llevamos casi tres horas en el bus, el pequeñajo empieza a llorar por los golpes, la gente medio asustada se ríe mirando constantemente por la pasillera hacia adelante cada vez que botamos y rebotamos,así que como si de una premonición se tratara le digo a Santi que mejor nos posamos de ese bus e intentamos coger otro, aún quedan mas de cinco horas para llegar a Dar, y seria una tensión excesiva aguantar así tantas horas.
El bus hace una parada en restaurante local junto a gasolinera, y aprovechamos para negociar con otro bus que se encuentra también parado y que va hacia la capital. Conseguimos cambiar las mochilas y nos subimos al otro donde no entra ni una alfiler, vamos arrepiñados pero nada mas comenzar viaje, la cosa cambia y nos tranquiliza que aún que va muy rápido, el chofer es mas normal y no se siente la constante amenaza de accidente que había en el otro. Preferí  no leer los periódicos del dia siguiente por si mi mal augurio se hubiera consumado.
Al final casi tras 10 horas de viaje llegamos a la estación de Ubongo. Salimos de la estación e intentamos coger algo para ir al centro, a unos 10 kilómetros de allí, y se nos acercan tropecientos papasi, especie de consejeros que te buscan transporte. Cuando estamos negociando con un pequeño tuc-tuc, se nos arrima gente con no muy buenas intenciones, y nos damos cuenta que empiezan a entrar manos en bolsos ajenos. Por los pelos Santi se da cuenta que le cogen el móvil, yo veo al futuro telefonista, le cojo por la pechera y casi inmóvil devuelve el móvil a Santi, pero  a la vez un futuro banquero ya buscaba mis dólares en el que no era su bolso del pantalón. Bueno nos vamos pitando entre todo el tropel y nueva prueba superada. Tengo que decir que los africanos son de lo mejor y que nunca tienes problemas con ellos, pero las estaciones de buses son las estaciones de buses, y hay que usar los quince sentidos o más.
Bueno vaya día que llevamos másestresante, menos mal que el chico del tuc-tuc es como el 99% de los habitantes y no solo nos lleva al centro sino que nos ayuda a encontrar el alojamiento YMCA, que está en el centro de la ciudad, pero se nos resistía un poco encontrar. Nos quedamos a dormir en el hostel, no tan agradable como el de Moshi, pero bien para esta noche de enlace hacia las islas. Cenamos arroz con salsa y pollo allí mismo y luego nos tomamos el cafetín en el Holiday Inn de enfrente, como dos señores. Aprovecho para redactar y pasar cuaderno de viaje y ver mails. Noche desestresante.

DÍA 15 DE VIAJE
22 ENERO  DAR ES SAALAM – ZANZÍBAR
Sobre las 7 nos levantamos para desayuno austero pero reponedor, dejamos las mochilas grandes en recepción hasta nuestra vuelta, y nos vamos ligeros hacia el embarcadero de Dar para nuevamente sobrevivir al ataque de los papasi, esta vez mas llevadero, para buscar el barco mas barato que cruce hacia las islas. Al final nos vamos en un viejo ferri por 20$ que sale a las 12 de la mañana y que tarda unas tres horas en llegar. Mientras, tomamos refrigerio en bar local, muy local y una hora antes embarcamos para poder tener sitio en cubierta.

Bonita salida del puerto con vistas de la ciudad, de la zona de pescadores y de las primeras playas de arena blanca del Indico de algunas islas cercanas y del resto de la costa. Cuando empezamos a salir mar adentro ya veo que no va a ser una travesía placida, ya que sé, por el fuerte viento que habrá mar rizada, y el barco al poco comienza a cabalgar las olas, provocando el malestar de la mayoría de osados pasajeros de color y de los cuatro o cinco blancos que íbantambien. Toca aguantar, yo no suelo marear casi nunca, pero Santi va un poco tocado, resiste estoicamente hasta nuestra llegada al puerto, mejor dicho embarcadero de la capital Zanzibeña. Preciosa la vista al acercarnos a Stone Town, con sus coloridos edificios y sus dhows, embarcaciones típicas, fondeadas en el puerto.

Desembarcamos y nuevamente papasis a la busca y captura de buscadores de alojamiento. Cogemos a un viejete, babu, como les dicen en Suahili, para quitarnos al resto, así todo se nos pega otro más, supongo de ayudante, y nos lleva por unos cuantos hostales para buscar buen precio. Al final nos quedamos en el Malindi, un viejo hotel bastante limpio y con habitación con grandes camas de madera.
Ya instalados, descanso para luego dar una vuelta por las estrechas y sucias callejuelas de la ciudad. Al hacerse de noche, muchas escuelas coránicas y pequeñas mezquitas en frenética actividad al llegar elúltimo rezo musulmán del día. En Tanzania, la mitad de la población es musulmana, pero en la costa del Índico y en el archipiélago de Zanzíbar prácticamente la totalidad lo son, herencia de su pasado como parte del Sultanato de Omán. De hecho la lengua y cultura suahili, procede de pobladores de esta zona de África provenientes de Shiraz, bella ciudad persa, que tuvimos ocasión de visitar hace unos años en viaje por el actual Irán.  Después del reparador paseo viendo la ciudad,tan bonita en el pasado como desdejada hoy en día, y sus llamativas puertas de madera con encastres de hierro forjado, nos retiramos para sueño de las mil y una noches.

DÍA 16 DE VIAJE
23 ENERO STONE TOWN – MATEMWE
Salimos caminando por la zona de Malindi hacia la zona de los buses, para irnos hacia una de las playas de la costa este. Escogemos la zona de Matemwe,  al ser zona no tanto de grandes resorts, y si pequeño pueblo de pescadores. Nos vamos en un dalla-dalla de los de aquí, que son una versión camioneta de los otros. Son una furgo carrozada como un pequeño camión en su parte de carga, se entra por la parte trasera muy agachado al no poder ponerte de pie por su pequeña altura, y te sientas en unos bancos corridos de madera. La ocupación normal seria para unas 15 personas, pero esto es África y el espacio entra en una dimensión desconocida, y al final según va cogiendo gente y más gente por la carretera ya vamos casi 30 como sardinas en lata. Como sardinas de oferta, las de Albo van mucho más cómodas en su elegante lata y con más espacio que teníamos nosotros, jajá.

Bueno en una hora y media de tratamiento de la obesidad y tras dejar carretera asfalta, para seguir por caminos de arena, llegamos al pueblo de Matemwe. Descendemos de la lata e intentamos retomar nuestro tamaño normal dando unos pasos hasta nuestro alojamiento en las cabañas de Mohamed, de lo mas barato que se puede encontrar en esta isla donde los precios son muchísimo mas altos que en el continente. Nos quitamos ropa y salimos a ver y pasear por la inmensa playa de arena blanca como la harina de Matemwe. Es lo que tiene el Indico, sus playas coralinas, tienen una de las arenas mas finas y blancas que se pueden encontrar, y que yo ya había visto tanto en Mauricio como en las más al norte islas Seychelles, en anteriores viajes por la zona. Así todo, comentaba con Santi, que esta playa con arrecife y mar interior, sus pequeñas embarcaciones fondeadas, las mamis con su velo recogiendo algas en la orilla y los fishmen pescando sobre el arrecife, hacia de esta en concreto una de las mas bonitas en las que he estado.
Alguna empresa de buceo ofrece sus salidas para hacer inmersiones en el arrecife. Como me encanta bucear y casi siempre que viajo por trópicos y ecuador intento hacer alguna inmersión,  voy a enterarme de precios y me atiende un italiano afincado aquí que habla también español, pero en esta isla el precio me parece prohibitivo al costar cerca de 100$ cada botella, cuando el coste normal es la mitad. Decido buscar embarcación local y buceo con snorkel para el día siguiente en el pueblo de pescadores.
A mitad de playa entramos en uno de los resort a tomarnos una cervecilla al lado de su preciosa y apetecible piscina de agua fresca. Nos sentamos en la barra y haciendo migas con el camarero le comento si podemos sentarnos en la barra húmeda de la piscina a tomarla, nos dice que si, y ya sentados en la piscina, poco a poco, como quien no quiere la cosa vamos sumergiéndonos en la tentadora swimming pool, y dándonos un baño sin pagar los 400 ó 500 euros que cuesta allí cada día, como dos señores, jajá.
Ya de vuelta hacia nuestro mini resortMohamed Villages Sheraton, perdón, quitamos lo de Sheraton, vemos a un montón de niños jugueteando en la  playa y luego ofreciéndonos conchas y cosiquillas para sacarse algún dólar.
Comida y tarde de playa con muchísimo cuidado del abrasador sol del Índico. Es increíble estar compartiendo tumbona al lado de delgadísimas vacas que se dan una perezosa vuelta por la playa.

En el pueblo, muy extraño, por sus casas hechas con bloques coralinos del arrecife, y cercados de palmera entrelazada, transitan cabras, niños y azarosas mamas, mientras nos damos una vueltecilla en la tarde con chico local en busca de algo de pan, que tras recorrer tres o cuatro pequeñas tiendecillas, vemos es imposible encontrar. El pan es un bien mas bien escaso en este país, y los que somos paneros siempre nos falta algo en la mano para mojar la salsa, habrá que aguantarse aunque a la noche apareció algo en Mohamed Sheraton.Noche de ventiladores en la cabaña, aunque la temperatura es mas soportable que en Dar el Saalam.

DÍA 17 DE VIAJE
24 ENERO  ARRECIFE DE ISLA DE NEMBA
Después de desayunar negocio con pescadores locales embarcación para atravesar el arrecife e ir a bucear a la isla de Nemba. Santi se queda en la playa y aprovecha para unas compras de pareos locales para sus chicas, y yo me embarco en una de las experiencias más guapas que he tenido navegando. Intento explicaros sensaciones.
Salimos dos pescadores y yo en su piragua a vela, hecha de un tronco vaciado y tallado, muy estrecho y con dos tablas a modo de asiento para remar, en este caso para impulsarnos con una gran vara de madera, a modo de gondoleros, por el mar interior del arrecife. La marea esta bastante baja todavía y en repetidas ocasiones encallamos teniendo que bajarnos para empujar. Hacemos así unas dos millas siguiendo la costa hacia el norte y buscando el único punto donde se puede atravesar la barrera de coral que forma el arrecife de la isla. Una vez llegamos a él y ya con viento de costado, comienzan a desplegar una destartalada vela hecha de retales que izan colgada de un palo a modo de botavara. Les ayudo a cazar la vela y aquello empieza a navegar de una forma para mi indescriptible.
Siempre me ha gustado la mar y navegar, me saque el PNB de navegación básica y luego el PER de embarcaciones de motor y vela hasta 12m de eslora, y durante varios años salía con mi amigo Jose a navegar a vela por la costa de Gijón, pero lo que se necesitaba para navegar aquí era el titulo de navegación primaria, el mas difícil de todos, el que mucha gente en el mundo tiene y consiste en hacer navegar cualquier cosa de madera por endeble y pequeña que sea, atando los cabos que son cuerdas hechas a mano, a cualquier madero artesanalmente diseñado. Este era el caso, un simple tronco, con dos maderos a modo de patines en los laterales, para evitar volcar fácilmente y un trozo de trapo sobre una vara se deslizaba sobre las turquesas aguas del Índico a varios nudos de velocidad, provocando una sensación de libertad y felicidad enormes. Embarcaciones similares también las vimos Jose y yo en nuestro viaje por Polinesia, pero aquellas con un solo patín lateraral, y normalmete usadas a remo por varios ocupantes.
Continuamos travesía bordeando la preciosa isla de Nemba, propiedad según me contaron de Bill Gates, al que el presidente tanzano se la alquiló por 150 años y que ahora a su vez se alquila para fiestas y estancias de famosos de vacaciones en la zona. Se puede desembarcar en ella pero no visitar y varios guardas vigilan toda la isla. No obstante su playa a la cual sigue un arrecife enorme es de las más bonitas que he visto.

Luego navegamos hacia el sur del otro enorme arrecife, donde fondeamos, y me tiré a bucear en el mar cercano a la barrera. No es tan llamativa como en otros sitios donde he buceado, al estar muy deteriorados sus corales por las mareas y los pescadores que día tras día caminan sobre ella para buscar pulpos, babosas y peces que se quedan en ella al bajar la marea. También muchas embarcaciones de los complejos hoteleros de esta costa fondean  con mucha gente que viene a hacer snorkelling y buceo.

Después de un buen rato buceando entre peces de vivos colores y con el agua a unos 30 grados de temperatura, vamos el paraíso marino, me fui con el capitán, que me llevo a coger pulpos y caminamos sobre el arrecife casi una hora, también haciendo tiempo a que subiera la marea para poder regresar al interior del atolón. Así todo después del paseo estuvimos esperando otras casi dos horas en el cayuco que se me hicieron interminables por como pegaba el sol al mediodia. Menos mal que llevaba camiseta y gorra e intentaba hacerme sombra a mis piernas para no tener demasiadas e inevitables quemaduras solares.
Cuando la marea ya empezaba a cubrir el arrecife, la mayoría de los cayucos fondeados y varados en él, comenzaron a desplazarse con la pértiga hacia el norte, para ya cerca nuevamente de la isla sacar la vela y navegar de vuelta hacia Matemwe. Ahora las sensaciones eran aún mayores ya que como si de una regata se tratara los capitanes de los cayucos competían por llegar los primeros a la entrada del arrecife camino de vuelta a casa. La maniobra de entrada era difícil porque a la velocidad que íbamos sino se entraba por el sitio justo, era dejar media embarcación en la barrera, pero cabía esperar tanta maña en la maniobra como en el resto de manejo de tan rudimentario velero.

Llegamos a la playa, me despedí de mis profesores de vela después de pagar tan solo 25$ por unas 7 horas de inmejorable forma de navegar unida a un paraje precioso para bucear. Que de cosas guapas se pueden compartir con buena gente africana.
Me reúno con Santi que estaba acabando de leer su libro y nos vamos a tomar las ultimas cervezas de Zanzíbar comentando el día. Cena y alojamiento en Mohamed’s.

DÍA 18 DE VIAJE
25 ENERO  ZANZIBAR – DAR EL SAALAM
Por la mañana retornamos hacia Stone Town para coger el barco de vuelta a Dar. En la capital de Zanzíbar tenemos tiempo para ver el email y dar una ultima vuelta por el puerto, ver algunos de sus palacios y su famoso café Mercury’s, al ser oriundo de aquí el famosísimo cantante de Queen, Fredy Mercury, quien de padres parsisvivió en la isla hasta los 8 años, edad a la que se fueron a la India y de allí al Reino Unido. Parece que no pasa el tiempo pero ya hace 20 años que murió, y parece ayer cuando en su video pasaba la aspiradora vestido de mujer, grande Fredy, grande Queen.

Sacamos billetes y embarcamos esta vez en un ferri rápido, el Kilimanjaro III, que en dos horas nos llevaría de vuelta a la capital tanzana. En la travesía preciosas islas con playas de ensueño y dhows ciñendo para remontar la corriente hacia Zanzíbar. Ya cerca de Dar, atisbamos toda la costa y los grandes edificios de la ciudad, para entrar en su puerto lentamente entre la expectación de los lugareños y el pegajoso calor húmedo.
Desembarco y vuelta por Dar para ultimas compras, teniendo siempre mucho cuidado de no desaparecer en una de las alcantarillas de la ciudad, a las que roban sus tapas de hierro, dejando el enorme agujero que hará las delicias del conductor que sin darse cuenta meta la rueda de su vehículo ahí dentro y salga sin medio coche. Recogemos mochilas que habíamos dejado en el hostel para a última hora ir hacia el aeropuerto.
Santi ya se vuelve para casa y yo continuo viaje por África hasta marzo, así que nos vamos despidiendo recordando todo lo que conseguimos juntos, una montaña, muy alta para nosotros, pero que alcanzamos, un cráter, maravilloso cráter lleno de vida animal, y unas islas que evocando otros tiempos resisten al pasado por sus impresionantes y cristalinas aguas.

De camino al aeropuerto, me detengo en la estación de trenes de Tazara, para ver si hay billete para atravesar Tanzania hacia el sur en mi camino de viaje hacia Malawi, pero los trenes aquí ya no son lo que eran en la época colonial y solo sale dos días por semana, decidiendo hacer el viaje en bus al día siguiente y no esperando al próximo tren de viernes.
En el aeropuerto accedo a la terminal para acompañar a Santi a facturar, no sin antes tener que soportar la petición de algún dólar for eat, del funcionario del aeropuerto para dejarme pasar con él. Muy educadamente le dijimos al buen hombre “no dollar, no eat”, solo faltaba que encima de tener un buen trabajo en su país, donde tantos luchan cada día por comer, el funcionario de turno nos pidiera mordida para comer, unos tantos y otros tan poco, en fin.
A las 2 de la madrugada desde este aeropuerto entero patrocinado por Vodacom, Vodafone en Tanzania, quien patrocina hasta las chozas del más remoto pueblo, sale el vuelo de Santi con Egyptair vía El Cairo y no queda otra, despedida y abrazo de genial compañero durante estas semanas. Yo me quedo durmiendo un poco en el aeropuerto hasta las cuatro de la mañana que me voy hacia la estación de buses de Ubongo en mi próximo transito hacia Malawi. Pero eso vendrá en el siguiente capitulo, me muero de sueeeeño mis friends.
Continuará….

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